martes, 22 de junio de 2010

El gran libro de la proyección astral - Extractos de la correspondencia

EXTRACTOS DE LA CORRESPONDENCIA

DE MULDOON

En los siguientes extractos de algunas cartas que Muldoon me escribió, se hallará un interesante material que no ha sido incluido en el texto del libro. Ello permitirá al lector realizar un enfoque lateral sobre la psicología del autor, y, si tenemos presente de cuánta importancia es dicho factor en un caso como éste, creo que su inclusión estará así plenamente justificada. Casi no hace falta decir que estos extractos fueron realizados con el permiso de Muldoon. También de interés es la terminología empleada por el autor tal como aparece en estas cartas y en algunas partes del libro y constituirá un dato más sobre su ser íntimo. Muldoon me escribió estas cartas, por supuesto, durante la redacción y revisión de este libro.

H. C.



FRAGMENTOS EPISTOLARES

Me pregunta Ud. si he tocado alguna vez el cuerpo físico durante mi permanencia en el cuerpo astral, ¡No!, Es difícil hacerlo. He tratado, pero siempre para encontrar que debía seguir interiorizándome, debido a la proximidad excesiva de las esferas. ¿Asistió Ud. alguna vez a una sesión de materialización tratando de retener a un "espíritu" en el momento de regresar a su mundo? Bueno, si Ud. ha experimentado alguna vez ese tremendo tirón magnético, se dará cuenta de lo difícil que es impedir la interiorización cuando uno se acerca al cuerpo físico lo bastante para confundirse con él... 
Ud. me pregunta también si he visto alguna vez durante mi permanencia en el astral algo cuya existencia yo ignorase, verificando posteriormente su existencia real. ¡Por supuesto! Esto no es nada raro durante la proyección consciente. Frecuentemente me he introducido en el interior de una casa v observado todos los objetos a mi alrededor, y he visitado más tarde esa misma casa con mi cuerpo físico, comprobando que todo era exactamente igual a como lo había visto en el astral... Pero nunca jamás en mi vida he podido tener una sola experiencia clarividente hallándome en coincidencia. La única manera posible para mí de ver astralmente ha sido siempre hallarme dentro del cuerpo astral. Dentro de mi cuerpo físico sería incapaz de ver un solo espíritu, así hubiera un millón a mi alrededor... Ver el interior de una caja no sería ningún problema, pese a que nunca he tratado de hacerlo, durante la exteriorización. Simplemente nunca se me ocurrió; pero he visto en cambio el interior de las casas, he visto a sus habitantes, etc., sin haber penetrado nunca físicamente.

*

En el hall de mi casa, sobre una mesa, hay un pequeño instrumento usado para marcar el tiempo mientras los alumnos aprenden música, un metrónomo. Todo lo que hay que hacer para ponerlo en funcionamiento es mover el péndulo; éste deja escuchar un ruido perfectamente audible hasta que el resorte baja. Yo duermo en una habitación contigua al hall. La otra noche soñé que me hallaba muy cerca de este metrónomo; en mi sueño, me pareció que lo ponla en marcha. No bien lo hube soñado me desperté en mi cuerpo físico, en la cama. Un segundo después aproximadamente, el metrónomo de la pieza contigua comenzó a marcar su tic-tac-tic-tac; ahora bien, es completamente imposible que este aparato pueda ponerse en marcha por sí mismo; más aún, había permanecido en esa mesa durante meses sin que nadie lo usase. Al parecer, apenas lo toqué en el sueño me desperté y lo oí marchar en la pieza contigua. De no ser por el elemento tiempo, me inclinaría a pensar que yo lo había puesto en funcionamiento, hallándome en el cuerpo onírico, que, por supuesto, no es sino el astral en un estado parcial mente consciente. Sin embargo, no empezó a marchar sino en el momento en que yo desperté en mi cuerpo físico, aunque lo había puesto en marcha, durante el sueño, un instante antes. ¿Podría haber sucedido que la causa del movimiento material hubiese viajado hasta el metrónomo, mientras yo soñaba con él permanecido allí hasta después de hallarme consciente y haberlo puesto en marcha en ese momento? Si yo me hubiera hallado proyectado en el cuerpo astral, ¿no hubiera debido empezar a andar el metrónomo antes de mi regreso al cuerpo físico? Me pregunto si será posible realizar un acto de este tipo: mover algo hallándose en el cuerpo astral y no producir el movimiento hasta cierto tiempo después de que el cuerpo astral lo ha abandonado...

Lo que acabo de contarle fue escrito hace ya varios días. Anoche nuevamente puse en marcha el metrónomo en un sueño, exactamente en la misma forma en que lo hice la primera vez. Pues bien; he tratado de mover las cosas durante mis proyecciones conscientes pero sin lograrlo. Y lo extraño de lo ocurrido con el metrónomo es que en ninguno de los dos casos traté de hacerlo, intencionalmente, sino que la acción surgió espontáneamente. ¡Si tan sólo pudiera hacerlo a voluntad! Lo que no puedo entender es esto: ¿por qué no empezó a andar el metrónomo hasta dos segundos después de haber soñado yo que lo ponía en marcha? Aquél se halla situado a unos cinco metros de donde yo duermo. Existe una pared por medio, pero, por supuesto, eso no cuenta, sí fue el cuerpo onírico el que hizo andar el aparato. Quizás, hallándonos conscientes, carezcamos de la fe o la convicción necesarias para lograr producir un movimiento material (a la inversa del caso de la sugestión consciente; vea la pág. 384 de su libro The coming Science) ¿no coincide en grado considerable cuanto acabo de referirle relativo a mi experiencia, con lo que allí se dice? Hay una sola cosa que me desconcierta: el elemento tiempo. ¿Por qué no empieza a marchar el metrónomo antes de hallarme yo perfectamente consciente en el cuerpo físico? Es indudable que la interiorización del espectro no requiere tiempo en absoluto mientras uno se encuentra consciente; pero asimismo esto no explicaría el elemento tiempo. Si yo soñara que lo pongo en marcha y luego, al despertarme, lo oyera funcionar, entonces sí podría explicarse perfectamente. Pero no empieza a marchar sino cuando ya me hallo despierto...

*

(De una carta posterior). ¡Nuevamente el metrónomo! No, no fue una alucinación auditiva. Debí levantarme para detener su marcha. La segunda vez lo dejé andar, precisamente para comprobar si alguien en la casa lo oía. Y efectivamente, mi hermano lo escuchó y al cabo de unos instantes bajó a pararlo. La primera vez anduvo cinco o seis minutos, y alrededor de veinte la
segunda, no es posible llamar alucinación a una realidad palpable como ésta, ¿no es cierto?

¿Le parece que corresponde mencionar este incidente como una prueba posible de que las cosas pueden ser puestas en movimiento durante el sueño, pese a que no puedo probarlo? Claro está que no podría probar que el sueño fue la causa real del movimiento; pero, de no ser así, ¿cómo, me pregunto, empezó a andar el aparato inmediatamente después de haber soñado
que lo ponía en marcha si yo no tuve nada que ver con él?

Me han ordenado que no me mueva de la cama durante cuatro semanas, pero probablemente pueda seguir escribiendo, si bien a un ritmo algo lento... A esta altura ya me duele bastante la espalda, de modo que tendré que reposar un rato, por lo cual me despido de Ud. por ahora. Pronto le daré nuevos capítulos de mi manuscrito...

 Esta mañana tuve una proyección accidental, mientras yacía boca abajo y a plena luz (si esto no va contra todas las leyes de la
proyección, no sé qué decirle). Y esto es lo que descubrí. Al yacer boca abajo, las sensaciones experimentadas durante el movimiento por el espacio se hallan invertidas. Cuando uno se mueve para arriba, cree que está moviéndose hacia abajo. La única manera de discriminar la verdadera dirección del movimiento es por la vista. Yo hubiese jurado que me movía hacia abajo, pero al mirar comprobé que era todo lo contrario.

*

Hace unos días me desperté alrededor de las seis de la mañana y permanecí despierto durante unos veinte minutos. Entonces comencé a cabecear hasta que me dormí de nuevo, y soñé que me hallaba parado en el mismo sitio que había ocupado en los sueños con el metrónomo, de que ya le hablé en cartas anteriores. Soñé que mi madre estaba sentado en una mecedora y me decía: "¿Te das cuenta que estas soñando?" A lo cual contesté: "Claro que estoy soñando ¿no?" Eso puso fin al sueño y no parece sino que apenas hube dicho "Claro que estoy", me desperté en mi cuerpo físico, en la cama. Me hallaba consciente pero incapaz de moverme; no podía proferir ni un sonido ni mover los párpados. Este estado duró alrededor de tres minutos y en todo ese tiempo me temblaba el cuerpo entero, especialmente los miembros. Luego, de pronto, volví a mi condición normal. Unos segundos después sonó un fuerte golpe, como si alguien hubiera golpeado los hierros de la cama con un pesado martillo. El ruido fue tan tremendo que me zambullí como si me hubiera asustado... Tenga Ud. presente que, desde unos dos segundos antes de que se oyera el golpe me hallaba perfectamente consciente. No había nadie por allí cerca y esto que le cuento ocurrió a plena luz. Estas manifestaciones físicas encierran un profundo interés para mi, pues nunca experimenté nada semejante con anterioridad, pero tampoco hice nada para que sucediesen; todo esto ocurrió espontáneamente, sin intervención alguna de mi voluntad.

Ud. conoce la creencia de que las materializaciones no pueden producirse sin un circulo. Pues bien, una vez vi materializarse tres espíritus, caminar por la habitación y ¡conversar con ellos! Mi madre estaba muy enferma y había debido guardar cama durante varias semanas. Una noche estábamos los dos solos en casa, ella acostada, bajo la influencia de la morfina; me hablaba y su conversación revelaba los efectos de la droga. Tan pronto decía cosas sensatas como empezaba a delirar. Yo estaba sentado en la pieza contigua leyendo, de frente a la puerta de su dormitorio. No hacía mayor caso de su "charla", pues ya me había acostumbrado a ella...

Leía pues, cuando repentinamente oí varias voces; una de ellas, según lo reconocí de inmediato, era la de mi abuela. Alcé la vista. Allí estaban tres espíritus perfectamente materializados caminando por la pieza en que se hallaba mi madre. En un primer momento pensé que se había levantado de la cama, pero luego vi que eran tres los seres cuyas voces había oído. Inmediatamente reconocí a mi abuela, pero a los otros dos no los conocía. Tardé bastante antes de poder creer que esto fuera real. Entonces mi madre me llamó: "Sylvan, ven aquí, pronto; aquí están abuela, abuelo y Louís." Yo nunca había visto las dos personas mencionadas en último término, pero en cambio había conocido a mi abuela antes de su muerte.

Mi abuela era alemana y ahora hablaba en alemán. Le oí decir algo así como: "Vot jail de young?" Temiendo que se desmaterializara, penetré en el cuarto lentamente. Mi abuela, que estaba parada en la puerta, frente a mí, exclamó: "¡Solbun!" (No podía pronunciar "Sylvan" y cuando yo era pequeño siempre me llamaba en esa forma). Avancé hasta la puerta y le hablé. Una de las figuras pareció sumergirse en el piso. La otra también desapareció, pero mi abuela todavía estaba allí y por la expresión de su rostro me di cuenta de que deseaba que retrocediese. Entonces se desvaneció y yo me lancé hacía la puerta. Mi madre, perfectamente en sus cabales, me dijo: "¿Por qué no entraste antes?, los tres estaban materializados". Le aseguré que había visto todo a través de la puerta abierta. Efectivamente; había una luz más que suficiente tanto en el dormitorio como en la habitación en que yo había estado leyendo. Le pregunté a mi madre qué había dicho mi abuela, explicándole que yo había entendido algo así com9 "Vot fail de young?" Mi madre me contestó algo en alemán que no puedo citar, pero que suena exactamente igual a lo que yo oí y me dijo: "en alemán quiere decir: ¿qué te pasa, querida?" La ascendencia de mi madre es mitad inglesa mitad alemana, por lo cual entiende y habla el alemán. De todos modos esto fue exactamente lo que sucedió.

*

Estos puntos divisorios significan que he debido detenerme para descansar, pues estar sentado en la cama me fatiga sobremanera. Pero pronto espero poder escribir con mayor regularidad. Los días pasados estuve muy débil, tanto que este lunes creí que iba a morirme... Creo que me llevará todavía algún tiempo prepararle un nuevo envío, pero trataré de hacerlo lo antes posible... Espero que me entienda la letra, pero me resulta bastante difícil escribir en la cama...

Cuando me detengo a pensar en ello, me parece casi inconcebible que la proyección astral consciente no sea universalmente conocida. Me cuesta creer que un fenómeno tan real pueda ponerse en duda y no sea aceptado al igual que los fenómenos físicos. Pero quizás yo mismo no pensara así si no lo hubiera experimentado tantas veces. Cuando uno se proyecta conscientemente no hay duda alguna acerca de la proyección; se tiene la certeza de su realidad; se la conoce exactamente del mismo modo que se puede saber si se está sentado o no. Podrían decirme que cuando me hallo físicamente consciente sólo estoy soñando, y yo no podría probar lo contrario. Pero es evidente por sí mismo.


El gran libro de la proyección astral - Algunas experiencias personales

ALGUNAS EXPERIENCIAS PERSONALES

Quizás resulte conveniente dar fin a esta introducción con una breve reseña de algunas tentativas de proyección astral realizadas por mi mismo hace ya algunos años. Las llevé a cabo durante mis experiencias en el campo del Yoga. Unas cuantas veces "deseé" presentarme a cierta dama naturalmente en forma completamente psíquica precisamente en el momento en que comenzaba a dormirme. La mayoría de esas tentativas resultaron frustradas, pero en tres ocasiones la dama de referencia despertó súbitamente y me vio parado en su habitación o sentado en su lecho. Permanecí visible durante escasos segundos para luego "desvanecerme en el aire". Por mi parte no tuve conciencia de ningún éxito aparente en ocasión alguna; me limitaba a despertar por la mañana como de costumbre, ignorando si había "pasado" algo o no. Estos experimentos abarcaron un período de varias semanas y casi no hace falta decir que en ninguna oportunidad de la menor indicación acerca de las horas escogidas para intentar estas "proyecciones".



Claro está que así como pueden haber sido proyecciones inconscientes reales, también pueden haber sido experiencias
puramente subjetivas, iniciadas tal vez telepáticamente. Pero una de las experiencias fue realmente sorprendente y quizás deba dedicarle, por ello, mayor espacio. Debo aclarar que la joven dama en cuestión es una eximia pianista y está dotada de una memoria musical prodigiosa. Basta que ejecute o escuche un trozo musical una vez para que ya no lo olvide nunca. Este hecho es de importancia por las razones que veremos más adelante. Un día le pregunté si alguna vez había escuchado una vieja canción, "Cuando los gorriones hacen su nido", popularizada años atrás por Jenny Lind y que en mi infancia había sido una de mis tonadas preferidas. Ella me contestó que no la conocía. Entonces prometí conseguir un ejemplar de la partitura y enviárselo "alguna vez", pues tenía la certeza de que le gustaría. Eso es todo cuanto hablamos en esa oportunidad, sin asignarle al asunto más importancia. Dos noches después traté de "aparecer" ante ella y como de costumbre, me desperté por la mañana, sin saber si mi experimento había tenido éxito o no. Poco más tarde recibí una comunicación telefónica y la joven dama de referencia me informó que yo había "aparecido" ante ella la noche anterior 'en forma bastante más vívida que de costumbre' y que como consecuencia se había visto impulsada a escribir automáticamente una línea poética. Esa tarde la visité, me narró la experiencia, me mostró el verso y confieso que sufrí una verdadera conmoción momentánea; la poesía consistía en los versos iniciales de la canción "cuando los gorriones hacen su nido", reproducidos con absoluta precisión, si se exceptúa una sola palabra.

Me limito a dar cuenta de este caso por lo que pueda encerrar de valor, pues no puedo proporcionar ninguna "prueba" y todo el incidente podría haber sido simplemente una notable coincidencia. Personalmente me siento inclinado a dudar que así haya sido. Sin embargo, me abstendré de insistir en ello, contentándome con anotarlo como ejemplo ilustrativo de los curiosos resultados a que puede llegarse experimentando en este espinoso terreno. Como hemos visto, otros investigadores han obtenido resultados muchos más llamativos y convincentes.

*

Debo finalizar ahora esta introducción. He gozado del privilegio de trabajar junto a Muldoon durante toda la redacción y preparación de este volumen; he agregado algunas notas al pie de página, de tiempo en tiempo, y sugerido ciertos experimentos convenientes o el tratamiento de algunos puntos no esclarecidos todavía; fuera de esto, la redacción del libro se debe exclusivamente a Muldoon, y es mi convicción que el mundo psíquico ha contraído con él una profunda deuda de gratitud por su espíritu de sacrificio y su determinación al emprender la tarea de escribirlo, hallándose postrado en cama con grandes dolores físicos.

Quiero hacer presente una vez más mi cabal certeza de su sinceridad, su fidelidad y su notable actitud científica hacia sus propias experiencias. Todo lo cual, estoy seguro, se desprenderá naturalmente de la lectura del libro. Es ésta una obra de la mayor importancia; es precisamente la clase de libro que en todo el mundo habían estado esperando los estudiosos de la ciencia psíquica. 


Hereward Carrington

El gran libro de la proyección astral - Las experiencias de Oliver Fox

LAS EXPERIENCIAS DE OLIVER FOX

La única recopilación, detallada y científica de una serie de proyecciones astrales conscientes y controladas por la voluntad que haya llegado alguna vez a mis manos es la de Oliver Fox, publicada en la Occult Review, en 1920 (págs. 256 a 264; 317 a 327). Estos artículos se titulaban, respectivamente, "La puerta pineal" y "Más allá de la puerta pineal", y compendiaban las experiencias personales del autor. Trataré de resumirlos rápidamente, citando literalmente tan sólo algunos pasajes de excepcional importancia.

Con toda lógica, Fox empieza por someter alternativamente a consideración del lector dos teorías a que podría acudirse para explicar sus experiencias. Son éstas: la de los sueños excepcionalmente vívidos, por un lado, y por el otro, la de las proyecciones reales. ¿Cuál de éstas será la explicación correcta? Fox reconoce que es extremadamente difícil probar objetivamente la segunda de las teorías, considerando más prudente por consiguiente, limitarse a describir sus propias experiencias y resumir sus propios métodos de operación, en la esperanza de que otras personas puedan llegar a obtener los mismos resultados siguiendo sus consejos, y prueben a su vez, por si mismos, la realidad de la proyección astral.

El primer paso (declara Fox) consiste en adquirir cierto control onírico, si bien de tipo diferente el detallado en este libro. Consiste aquél en llegar a adquirir, por la observación de alguna incongruencia o anacronismo, el conocimiento de que se está soñando. Cito aquí literalmente las palabras de Fox.

"Hace 18 años era yo entonces estudiante de una escuela técnica tuve un sueño que me impulsó a iniciar mis investigaciones. Soñé simplemente que me hallaba parado en el exterior de mi casa. Bajando la vista descubrí que las baldosas de la vereda habían cambiado misteriosamente de posición encontrándose ahora el lado mayor de las mismas paralelo y no perpendicular al cordón. Entonces se me impuso la solución: pese a todo lo real que parecía aquella mañana de verano, yo estaba ¡soñando! Instantáneamente, la sensación de realidad se hizo cien veces más vívida. Jamás habían resplandecido el mar, el cielo y los árboles con tan magnífica belleza; hasta las casas más modestas parecían rodeadas de una mística hermosura. Jamás me había sentido mejor, más lúcido o más divinamente poderoso. Era una sensación exquisita, superior a cuanto puedan expresar las palabras; pero sólo duró unos instantes y me desperté. Según llegué a saber más tarde, mi control mental había sido vencido por mis emociones, de modo que el cuerpo cansado hizo valer sus derechos y me obligó a regresar. Entonces se me ocurrió una nueva idea, para mí, maravillosa: ¿Sería posible disponer a voluntad de la gloria de aquel sueño? ¿
Podría prolongar mis sueños?

"He subrayado el principio de este párrafo.5 Parece simple, pero en la práctica hallé que era una de las cosas mas difíciles que imaginarse pueda. Cien veces pasaba por alto las incongruencias más ostensibles hasta que por último, salía al paso alguna contradicción que me indicaba que estaba soñando; pero siempre la conciencia de estarlo producía el cambio descripto más arriba. Descubría que era capaz entonces de realizar a voluntad pequeños trucos como, por ejemplo, levitaciones, pasajes a través de paredes aparentemente sólidas, modelación de la materia en nuevas formas, etc.; pero en estas primeras experiencias sólo podía permanecer fuera de mi cuerpo un breve lapso, y esta conciencia onírica sólo podía lograrla con
intervalos de varias semanas. Al principio mis progresos fueron muy lentos, pero pronto realicé otros dos descubrimientos:

"1. La acción mental de prolongar el sueño producía un dolor en la región de la glándula pineal, leve al principio, pero intensificándose luego rápidamente, y yo comprendía instintivamente que ésta era una advertencia para dejar de resistirme al llamado del cuerpo.

"2. En los últimos instantes del sueño así prolongado, y mientras experimentaba los efectos del dolor mencionado más arriba, tuve una sensación de conciencia dual... En el sueño podía sentirme a mí mismo de pie y ver la escena circundante, no obstante lo cual también podía sentirme, al mismo tiempo, acostado en la cama y ver mi dormitorio. Así que el llamado de mi cuerpo se hizo más fuerte, la escena del sueño comenzó a desvanecerse; pero mediante un esfuerzo de la voluntad tendiente a proseguir el sueño, logré hacer que el dormitorio se extinguiera y que la escena onírica volviera a adquirir su aparente solidez..."

Entonces se le ocurrió a Fox: ¿Qué sucedería si, pasando por alto el dolor, tratara de llevar todavía más lejos su conciencia onírica? No sin alguna vacilación así lo hizo finalmente; entonces sintió en su cerebro una especie de "clic" y se encontró a sí mismo "encerrado" en su sueño. Ya no parecía hallarse ligado a su cuerpo físico; la sensación de conciencia dual desapareció;
también se desvaneció su sentido ordinario del tiempo y se sintió libre, en medio de un nuevo mundo. Fue ésta su primera proyección consciente.

Sólo duró unos momentos. Debido en parte a un sentimiento de extrema soledad, Fox experimentó una especie de pánico. Inmediatamente, otra vez más volvió a oírse el extraño "clic" cerebral y se halló de regreso en su cuerpo físico, ¡completamente cataléptico! En forma muy gradual volvió a recuperar el control de su organismo, moviendo los músculos uno a uno. "Repentinamente el trance pasó, mis ojos se abrieron y me sentí liberado. Salté de la cama con gran alegría e inmediatamente
me di de bruces en el suelo, presa de náuseas. Permanecí enfermo los dos o tres días subsiguientes..."

A esta altura del relato, Fox enumera lo que a su parecer podían ser los principales peligros vinculados con estos experimentos.


Helos aquí


1. Insuficiencia cardíaca o demencia provenientes de shock.
2. Entierro prematuro.
3. Obsesión.
4. Corte del cordón.
5. Repercusión sobre el vehículo físico

Claro está, apunta prudentemente nuestro autor, que estos tres últimos sólo merecerán el desdén del hombre de ciencia ortodoxo. Podemos agregar aquí que todos estos peligros son más imaginarios que reales; en este volumen han sido tratados cuidadosamente por Muldoon.

Veamos cómo sintetiza Fox las principales características de esas proyecciones astrales:

1. El cuerpo parece estar en un estado de semirigidez que puede aproximarse considerablemente al aparente estado cataléptico ya descripto.

2. Aunque los ojos se hallan cerrados, el cuarto resulta perfectamente visible, y también la atmósfera, de modo que se tiene la sensación de contemplar pequeñas partículas de polvo iluminadas por el sol o, en cierto modo, un resplandor dorado de intensidad muy variable. Detrás de esto, por así decirlo, y precisamente en la línea límite de visibilidad, se ve algo bastante semejante a una masa de huevos de rana en vibración, de color azul grisáceo.

3. Los sonidos físicos se oyen nítidamente.

4, En este estado el sujeto es susceptible de cualquier alucinación, visión o sonido imaginables, o, desde el otro punto de vista, el sujeto se halla dotado de clarividencia y clariaudiencia.

5. En este estado, especialmente si lo confunde con la vigilia, es muy probable que caiga presa de un miedo extraño e irracional.

6. Posee una aguda conciencia de fuerzas atmosféricas desconocidas, algo así como el sentimiento anticipatorio de una tempestad, pero enormemente intensificado.

De acuerdo con los datos de Fox, éste nunca logró efectuar una verdadera proyección sin una ruptura de la conciencia. En todo momento sentía que alguien o algo lo llevaba hacia atrás. "Era como pasar al lado del Morador en el Umbral".6 Entonces, de súbito, se le ocurrió la solución del problema: "Debía obligar a salir mi Yo Incorpóreo a través de la puerta de la glándula pineal de modo que se produjera detrás mío la ruptura esperada... En estado de trance, esto tenía lugar mediante la simple concentración del pensamiento en la glándula pineal y el vehemente deseo de ascender a través de la misma. He aquí la sensación experimentada: Mi yo incorpóreo se precipitaba hacia cierto punto de la glándula pineal, lanzándose contra la puerta imaginaria, en tanto que la luz dorada aumentaba en intensidad y la habitación toda aparecía envuelta en llamas. Si el impulso no bastaba para hacerme salir, entonces la sensación era inversa; mi Yo Incorpóreo cedía en su propósito y otra vez volvía a coincidir con mi cuerpo, en tanto que la Luz Astral disminuía a la intensidad normal. A menudo, antes de que yo pudiera generar la fuerza de voluntad suficiente para proyectarme, debía realizar dos o tres tentativas. Era como si me precipitase hacia la locura y la muerte, pero una vez que la portezuela se había cerrado detrás mío, empezaba a gozar de una lucidez mental que con mucho superaba a la vida terrena. 
Y así el miedo desaparecía... Abandonar el cuerpo era entonces tan simple como salir dela cama..." (Fox, con admirable precaución científica, advierte a sus lectores que no tomen demasiado al pie de la letra lo dicho acerca de la glándula pineal, pero afirma que son éstas las sensaciones exactas y él tiene el convencimiento de que lo declarado no se halla lejos de la verdad).

En la gran mayoría de sus experiencias, Fox asegura que había un vacío en la conciencia (aparentemente durante sólo unos instantes) entre su tentativa de pasar por la "puerta pineal" y su estado de plena conciencia, fuera del cuerpo físico.7 Fox logró finalmente, sin embargo, realizar cierto número de proyecciones con plena conciencia desde el principio. He aquí sus palabras:

"Fue ésta la culminación de mis investigaciones. Ahora podía pasar de la vigilia ordinaria a este nuevo estado de la conciencia (o de la vida a la 'muerte') y regresar, sin ningún vacío mental. Es fácil decirlo, pero me llevó catorce años alcanzarlo." Nuestro autor menciona tres tipos diferentes de "locomoción" del cuerpo astral. El primero es el Deslizamiento Horizontal, "alcanzado mediante un esfuerzo puramente mental", por regla general esto resulta fácil, pero cuando se siente tirar el cordón todo resulta inútil; "es como si uno forcejeara contra una cuerda elástica muy fuerte". También observó que siempre que se veía forzado a regresar al cuerpo, tenía la sensación de ser arrastrado hacia atrás en la dirección del mismo. (En este libro se hallarán perfectamente explicadas las razones de esta impresión).

El segundo método de la locomoción es una variante de la levitación muy similar al sueño típico de volar. De éste se nos dice que es "fácil e inofensivo".

El tercer método es lo que Fox llama skrying; parece consistir en un brusco movimiento hacia arriba, similar al de un cohete, dotado de gran velocidad. De éste se nos dice que es "difícil y peligroso". En el artículo antes citado se nos proporciona una experiencia típica al respecto.

En cuanto a los seres encontrados en estos viajes astrales, Fox observa, primero, la ausencia total de "elementales" u otros seres terroríficos, de quienes con tanta frecuencia se ha afirmado que habitaban el Plano Astral, el hecho de que casi siempre era invisible para ellos, aunque a veces podía sentirse su presencia. Señala, sin embargo, que nunca ha tenido suerte, pues en caso de ser visto el ente recibe un shock y se asusta, produciendo esta situación un shock correspondiente en su propio ser, con el resultado final de arrastrarlo nuevamente, y de inmediato, a su cuerpo físico (en este libro se encontrarán expresadas con toda claridad las razones de todos estos fenómenos). En cuanto a la escena circundante, era ésta casi siempre similar a la que vemos en la tierra, aunque, por supuesto, eran muy frecuentes algunos episodios extraños, probablemente más frecuentes que los familiares. Un rasgo muy curioso e inusitado de las experiencias de Fox es que nunca podía ver su propio cuerpo durante la "proyección", aunque en cambio, por ejemplo, podía ver perfectamente el cuerpo de su esposa. En la medida en que a mí se me alcanza, éste es casi el único ejemplo registrado en que el "proyector" no ve su cuerpo. La regla general no es sólo que lo vea sino que es éste el primer objeto visto. La experiencia de Fox resulta así, en este aspecto, casi única. En conjunto, sin embargo, sus impresiones y experiencias son perfectamente típicas y coinciden con las de otros investigadores, como veremos mejor más adelante. Desgraciadamente la falta de espacio me impide relatar la dramática y extraordinaria forma en que Fox perdió esta facultad, después de haberla adquirido con tanto esfuerzo y trabajo. En los artículos ya mencionados de los que hemos extraído esta reseña, podrá encontrarse todo esto al detalle.

5 Por la observación... etc.

6 Para el estudio de este tópico, véase Steiner: Initiation and its Results; también mi obra Higher Psychical Development.

7 Ver el extenso examen de este punto, mas adelante en este mismo libro.